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terriblemente





martes, 11 de noviembre de 2008

viejas dicotomías de estúpidos humanos

En una pequeña villa, mas solitario que la misma esperanza. Manuel seguía buscando debajo las hojas, al igual que todas las mañanas cuando despertaba.

Al pasar los años Manuel envejecido no podía continuar buscando debajo las hojas, tampoco recordaba que era lo que buscaba. Su cuerpo, no le abastecía tanto sufrimiento, su corazón ya no soportaba tanta angustia. Entonces Manuel decidió detenerse, mirar al horizonte y con esa voz ceñil que era lo único que le quedaba exclamó un frío por qué. Como nunca hubo respuesta Manuel se botó hacia atrás y decidió morir.

Pasaron pocas horas hasta que comenzó a sentir el cansancio y las ganas de orinar, pero el ya había tomado una decisiòn por lo que se orinó encima. Se hacía de noche y el hambre no le dejaba pensar. Pensamientos es lo único que tengo para esperar, diciendo ésto se levantó y llevó un cesto de comida hacia su jardín, para seguir esperando. Ya era de día, Manuel se había dormido, ahora no estaba seguro de lo que hacía allí, pero este viejo era perseverante así que continuó en su morir. Se meó encima nuevamente, aunque le daba asco sentir sus piernas pegajosas con aire de escaldamiento, continuó sentado.

La comida a su lado le generaba un movimiento práxico de alimentar sus intestinos. Eso le duró poco, para el medio día la comida se había agotado y ahora era la sed lo que no le dejaba pensar, intento resistir sin ella pero fue imposible. Se levantó y recogió un botellón de agua y aprovechando una cesta de comida para seguir esperando, se dio una ducha y se sentó en el retrete. Al cabo de media hora estaba listo para continuar su muerte, ahora, limpio se sentía más óptimo para terminar su tarea. Se sentó desnudo, así sus necesidades no le molestarían y el frío ayudaría a matarlo.

Continuó sentado hasta llegada la noche, todavía estaba limpio y no sentía el cansancio, la comida le abastecía bastante y suponía que nunca más tendría que levantarse, cayó dormido.

Pero volvió a levantarse y se sintió a si mismo reflejado en las hojas caidas, en su soledad y eso lo acongojó. Entonces se levantó y dijo es estúpido morir solo, se tomó una ducha, se vistió y volvió a salir para buscar algo debajo las hojas, su cuerpo y corazón ya no eran los de antes, ya no aguantaban tanto sufrimiento por lo que antes de terminar el día Manuel cayó rendido bajo las ramas de un gran árbol y murió.


el cuento será sometido a reedición, está muy cortado y simple pero quería publicar algo

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