Se acercaba ala niña con miedo a desaparecer, nadie podía comprender aquella su figura que de forma masoquista había escogio.
Ni siquiera ella.
Seguía acercándose como si no hubiera mañana, las manos hacia adelante y la cara de perversión digna de quien no ha comido en días.
Ya llegando al final casi tocando a la niña, notó como ésta cambiaba de rostro, como tenía miedo y se asomaba el llanto. De todas formas continuó, el nuevo rostro no la inmutó, tocó el espejo y no desapareció.
Ese momento la niña se puso feliz, pero no supo si realmente debía estarlo
carambas che... esta
sociedad de hoy en día...
ya no
las hacen como antes¡Comenten algo! y luego quéjense
terriblemente
lunes, 3 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario