Mierda, sobreviví

Ella despertó sin estar segura de donde acababa de entrar, había aparecido en un mundo nuevo formado por todos sus recuerdos, a ella ahora no le importaba no comprender nada, sabía que lo único cierto en aquel lugar era lo que ya había vivido. Ella ya no podía conocer nada más, pero aún así cada momento descubría algo nuevo. Había aprendido a ver el mundo con nuevos ojos, aparentemente renovados. Siempre se había considerado una persona feliz por la vida, pero ahora gozaba de su muerte. Descubría cada día como había sido su mundo, ya que no existía en ella la concepción de futuro, jugaba armando y analizando sus recuerdos, se distraía tiempos enteros en aquellos juegos del pasado. Pero algo era cierto, ella ahora ya no tenía realmente nada, no sabía que podía hacer ni hacia donde podría ir.

No duró mucho su goce por seguir viva después de la vida, atrapada en su mente y recuerdos. Se acabaron las ideas de su anterior rutina, los ojos ahora se notaban apagados, se odiaba a si misma por vencer a la muerte. Ya nada valía la pena porque el contacto no era algo real, era simplemente ilusorio, veía al mundo a través de un vidrio que le decía "esto ya no existe El tiempo lo ha aniquilado junto a todo lo que pudieras obtener, limítate a verlo de forma eterna". Su pequeño cerebro todavía era incapaz de entender el término eternidad, pero transcurridos los años ella había comprendido, que era lo mismo el segundo que el minuto y el tiempo se deformaba ante su condolencia, no a su gusto, sino en contra de él.

Ahora, ante su incapacidad de morir, ella solo intentaba ver su reflejo en el vidrio que le separaba de "algo". Intentaba con todas sus fuerzas crear algo nuevo en un mundo apagado, así o moría por el cansancio o lograba hacer vida para que desde el pequeño haz de luz ella misma pudiese matarse. Jamás fue posible.

Ahora ella ya no es nada, no es nadie, aprendió a dejar el pensamiento de lado, a no ver las imágenes divididas en ciclos, a no hacer nada. Intentó crear para si misma la muerte, olvidando todo lo que era aquel espacio, aquellos recuerdos, aquella persona que se encontraba tan sola allí, jamás pudo lograrlo, solo fingir que lo lograba, no fingirle a nadie más, solo a ella misma, su última compañía, eterna y absurda compañía.